“Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única”. Y es que somos una referencia para ellos: harán lo que vean que hacemos, en lo bueno y en lo malo.
“La mayor parte de la gente confunde la educación con instrucción”. Así que nada de imponer las cosas porque sí.
“Dime y lo olvido; enséñame y lo recuerdo; involúcrame y lo aprendo”. La mejor forma de que aprendan algo es hacerles sentir que forman una parte esencial.
“Si quieres un adulto con un pensamiento creativo, de pequeño cuéntale cuentos; si lo quieres además sabio, cuéntale más cuentos”.
De ahí que se viviese la siguiente situación:
Un día, una madre angustiada se dirigió al padre de la Teoría de la Relatividad para pedirle un consejo:
-¿Qué debo de leerle a mi hijo para que mejore sus facultades matemáticas y sea un hombre de ciencia?
-Cuentos -contestó Einstein.
-Muy bien -dijo la madre- pero, ¿qué más?
-Más cuentos -replicó Einstein.
-¿Y después de eso? -insistió la madre.
-Aún más cuentos -acotó Einstein.
Además de aprender y de estimular su imaginación, leerles cuentos hará que lean más y sean más reflexivos. También podrán desarrollar los hábitos necesarios para tener éxito en sus estudios, y ese éxito se extenderá durante toda su vida.