El otro día descubrimos sin querer un nuevo juego que aún colea. Se trata de una serie de palabras que, por alguna razón, tienen el poder de hacer reír.
Puede sonar raro, pero hablando durante la cena, fue decir “Pekín” y echarse a reír. Le llamó la atención y preguntó para saber qué significaba esa palabra tan divertida. De la explicación no hizo caso, como era de esperar, pero era repetirla y no poder parar de reír.
A esta se le fueron añadiendo, picatoste, cucaracha y cucurucho, y un sinfín de combinaciones de las anteriores, haciendo historias surrealistas como “un pato en Pekín comiendo un cucurucho de cucarachas”.
Si utilizáis otros idiomas en casa, mezcladlos. Le encantó “nyanyo”, palabra catalana que se lee ñañu y significa chichón. Aprenderán palabras nuevas que no olvidarán y desarrollarán su imaginación intentando hacer historias donde agruparlas, aunque sea con calzador. Después intentarán inventar sus propias palabras para haceros reír.
Podéis comprobar el efecto que tienen esas mismas palabras cuando las dicen diferentes personas y en diferentes situaciones. Aunque, lógicamente, los efectos van perdiendo fuerza y, cuanto más las oyen, menos gracia tienen. Quizás pasados unos días vuelvan a hacerles reír.
Además, ¡reír es sanísimo! A nivel físico, se ejercitan músculos de cara, cuello y abdomen; aumenta la circulación y la capacidad pulmonar; produce anticuerpos que mejoran el sistema inmunológico y se liberan endorfinas que provocan la sensación de felicidad. Durante la risa, se deja de pensar en lo demás, incluidas las cosas negativas. Por lo que mentalmente, les lleva a estar más positivos, les resta timidez y hace más extrovertidos, lo que les lleva a un aumento de su autoestima.
Ese día le costó dormirse, porque no se quitaba de la cabeza las palabras ni cuando se metió en la cama. Y a los vuestros, ¿qué les hará reír?
cuatroerres 